No pueden resistirse a entrar en el agua.
Aquí impera la hermosa voz de la abundancia, la dulce compañía de las horas largas, el esplendor del juego repetido.
La cabellera azul del agua mansa toma sus cuerpos, les abraza, mece sus mangas en la espuma blanca. El cielo se ondula con un rizo ancho. Un frío sol de enero se desliza con ellos, se sumerge y nada a su lado.
Tecla, la sirena pálida, sacude su pelambre con infinita gracia, pero el salitre la cubre y el frío late. La arena la envuelve y será su toalla, corre, se revuelca, gira, voltea, se reboza. Y fresca como el día humilde, se prepara para llenar nuestra casa de costa mediterranea.
Germina a nuestro paso una alfombra verde, una campiña de frutas y semillas. Abren sus pétalos las flores. Es la vida, la vida generosa, la vida en su hermosura. La vida.. nuestra vida