sábado, 20 de octubre de 2012

OCTUBRE


Estamos paseando por la orilla sobre las 3 de la tarde. El día se desgarra, mientras ellos, los tres perros, corren por la arena labrando sueños  y esperanzas. Sus cuerpos descabellados bailan felices y libres al compás de las olas furiosas, oscuras y erizadas.
La playa esta en tinieblas y unos grandes nubarrones con  los senos cargados de agua, fermentan en  el cielo.
Un aire colérico trina en cada grano de arena que levanta.
Es un paisaje tan siniestro, como un cuchillo cortante en la garganta. Estremece y me agrada este volcán infatigable, este paisaje salvaje que me abraza con fuerza y me retiene en su pasión desordenada.

Ahora la sombra de mi hija se agita, como todos los días viene conmigo, está en el aroma que respiro, en el sonido, está en mi edad, junto al espacio despierto, se acerca con la lluvia y crece, crece, crece hasta cubrirme.

Antes que la tormenta vacíe sus cántaros en nuestros mantos. Antes que debamos medicarnos contra el reuma, el catarro, el dolor de espalda, las artritis y la maldita artrosis. Antes que el otoño descorche su botella de rayos repetidos y nos sirva en su mesa  generosa. Debemos despedirnos.

Aunque nos cueste, aunque este espacio sea un imán callado, una energía delirante, los años; como espinas huesudas, destructoras de vida, andan en nuestros pasos  y hacen de Solid y Xaloc dos venerables ancianos de nueve años. Tecla, aurora matutina,  escapa, aun fresca, poderosa e indulgente. Pero a pesar de tanta belleza regalada.
Debemos despedirnos de la playa.


























jueves, 13 de septiembre de 2012

NOCHE DE LLUVIA



No tenemos sueño ni ganas de acostarnos, hay en casa unos racimos tristes, una tortura presente, una congoja, un silencio intocable un invisible desnudo, un sobrecogedor roto, un quebranto enredado, un desvario que cubre las paredes, el techo, el suelo, el aire, las ventanas. Sube como la hiedra, se construye en secreta estructura y nos empuja hacia las calles sin puertas.


En el abandono de una noche mojada, azotan los relámpagos sus lanzas afiladas, se desgarra el cielo en sangre y viento firme. Rodamos por el parque, envueltos entre una tierra  sedienta y una oscuridad que brota de la nada.
Cruje el alba enrarecida, lucha y desembarca en una
mañana clara que aísla la lluvia, la esconde y recoge en pequeñas gotas de rocío. La hierba, antes desamparada, es ahora luz tierna, verde en barro, delicia pura, desbordando vida.


Podríamos quedarnos hasta el infinito, andando, segando el fin del tiempo, pero Solid y Xaloc padecen de los huesos, yo misma sufro artrosis, los años han ganado territorio y nos nos conviene esta ventisca dulce, ni este florecer  en  agua. Y están los gatos aguardando en la casa helada, solos, esperando los ladridos amigos, acechando desde el fondo de la cristalera, apretando la noche, vigilando su minúsculo imperio.
No hay  razón mas convincente para deshacer nuestros pasos, correr ciudad y agua, pisar el aire, segregarlo, avanzar, extender, deslizarnos con el pelaje salpicado de esperanza hacia el mas tarde.













domingo, 5 de agosto de 2012

EL SECRETO

Conozco bien la voz del duelo desnudo en la cabeza, es el camino de un astro roto en la espesura de la ausencia reciente. El mundo pasa escupiendo lluvia en mi garganta, me ahoga la nostalgia de no tenerla conmigo, el pasado sonríe despiadado y estalla en el presente. Esta misma lluvia arrastrará la pena, porque cada gota se reparte y agranda en un mar profundo que respira vida.

Mi hija, mi pequeña, viene a visitarme. Algunas veces susurra mi nombre, me abraza en un abrazo invisible y paseamos. De un suspiro siembra en mi mano ternura y fortaleza.  Se que siempre se estará conmigo.

Los perros de casa lo saben, conocen el secreto que brilla en sus ojos y esperan agitados esta lluvia que la trae de vuelta, navegando, extensa, por el salón del cielo purpura. 
Los gatos, descubren lo oculto, abren la sombra serena y delicada de mi hija que huele a mar y a rocío.
Nos recogemos, sigilosos a la espera de su aparición muda y llega a mis sentidos repartiendo luz, risueña, colmada de alegría.

Nadie debería sobrevivir a un hijo


.

















sábado, 16 de junio de 2012

ANGELES DE LA GUARDA

He visto nacer la luz en los almendros y mares de fuego ascender en las mangas del tiempo.
He aprendido que todos los abismos tienen alma, sentido y abundancia. Basta con correr las cortinas de la vida, envolverse en ellas y abrir las ventanas creciendo, duplicarse en los recuerdos e invadirse.
Delicada tormenta, sin recrearte en temblores ni en tinieblas tomas cuerpo sin vanidad ninguna.

Cada  día espero poner la copa en mis labios, saborear la realidad como una golosina de la infancia dormida.
Rígida, implacable, erguida y fría la noche pisa la memoria con dentelladas oscuras, siniestras enemigas. ¡ No podreís con nosotros!

Ellos, mis ángeles guardianes, mis fieles amigos, se desperezan, agitan, bostezan y velan los sueños. Mis  ángeles peludos entran alegremente, con luz benigna y fresca lamen, conquistan, remueven, abrazan, juegan, susurran, ronronean, laten, brillan, ensanchan el nido y siguen adelante conmigo.                
                                                                           













sábado, 12 de mayo de 2012

ESTHER (D.E.P.)


Busco la luz perdida, allá en el fondo, donde el mundo no tiene nombre, ni placer, ni alma. Salta el  frío en la garganta, se instala en cada poro, acosa,  perfora, persigue, ataca. Me se acabada.
Impotente al destino, caigo traicionada. Odio las horas perdidas, me ahogo en este espacio. El mundo es humo espeso, ajeno, despiadado.  Los días sin ella son mucho mas que amargos. La vida que me queda no merece ser contada. 
Respiro, me sostengo, es cierto. Respiro y ando y de nuevo la tristeza se encarniza, ataca y me amedrenta. Siempre gana.
El dolor galopa a sus anchas, brota en  las palabras. Todo es inútil, todo es en vano.


Golpe oscuro, me has dejado sin cielo y me has doblado. 
Mi niña, mi pequeña, mi cultivo esmerado. La hija esperada, música, cuartel, fruta deseada. Triunfo personal, semilla, germen. Obra de arte cincelada en  mi vientre, paz, gozo, azucena, lirio y geranio. Ventana abierta al mundo, textura, fragancia ondulada.
Todo mi mundo sacudido, sin sabor, es sangre derramada, es nada.
Maldito aliento que sostiene con toda su altivez las llamas del pasado.

Entró la muerte grave, le puso el anillo, la cubrió con un manto manchado de luto y en silencio subió las escaleras hacia las rutas sin patria. Por eso su sombra se dispersa y en medio de las piedras, fragmentada, susurro su nombre sin hallarla.
             
Vienen los perros a lamer mis lagrimas, se acercan los gatos con nostalgia, se recogen a mi lado, me desvelan como un grito en la noche, como una campana. Se repiten y alargan sus gestos de ternura...quizá haya un hilo de esperanza. 




















jueves, 12 de enero de 2012

RUTINA

No pueden resistirse a entrar en el agua.
Aquí impera la hermosa voz de la abundancia, la dulce compañía de las horas largas, el esplendor del juego repetido.


La cabellera azul del agua mansa toma sus cuerpos, les abraza, mece sus mangas en la espuma blanca. El cielo se ondula con un rizo ancho. Un frío sol de enero se desliza con ellos, se sumerge y nada a su lado.


Tecla, la sirena pálida, sacude su pelambre con infinita gracia, pero el salitre la cubre y el frío late. La arena la envuelve y será su toalla, corre, se revuelca, gira, voltea, se reboza. Y fresca como el día humilde, se prepara para llenar nuestra casa de costa  mediterranea.


Germina a nuestro paso una alfombra verde, una campiña de frutas y semillas.  Abren sus pétalos las flores. Es la vida, la vida generosa, la vida en su hermosura. La vida.. nuestra vida


















miércoles, 11 de enero de 2012

VOLVER A CASA

Galopa el alba por el horizonte y una llama de luz toca el paisaje oscuro. No puede esperar la niebla ni un segundo para derramarse entera en nuestro espacio. Luego viene la ventisca vestida de silbidos infernales y cruza el cielo con impetuosas rachas y sin darse tregua, el sol resurge de entre la espesa maraña blanca.

Acude el mediodía a rescatarnos del mal trago. Se ha calmado la tierra enlutada y el frío, ahora, nos muerde más despacio.

Pinos, robles, encinas, rocas y fragancias se despliegan y extienden innumerables veces por nuestro costado.

Tanto invierno, tanta belleza ahogada en la agonía, tanto miedo en mi garganta.

Pasamos el día errando, buscando el camino perdido, sin encontrarlo. Andamos, corremos, nos apoyamos, se crecen para darme ánimo, pero es en vano.

Ellos en cambio no sienten la espesura, se jactan de ir a mi lado, si van conmigo no puede ocurrir nada malo. Con esta actitud provocan el milagro. Un minúsculo riachuelo de barro nos integra en sus faldas.

Dan las tantas de la madrugada cuando entramos en casa. Los gatos esperan, impacientes,  y perciben lo muy cansados que estamos. Si, muy cansados.