viernes, 20 de mayo de 2011

DIAS DE MAYO

 Ni siquiera podemos llegar hasta la playa. El mar pertenece ahora a un puñado de bañistas que desembarcan al sol ardiente, envueltos en soledad y desprecio. Se pierden, pálidos, en las cálidas arenas. Pero apenas asoma nuestra sombra se agigantan, chillan y nos echan, porque no nos quieren en su granero yermo.


Pues nos vamos.

Nos recogemos en aislamiento y ascendemos hacia  los parques. Una cadencia de verdes, que llega de la garganta terrestre, nos rodea. Un aire tupido de aromas nos abraza.

Sumergidos en este mayo orgulloso, recogemos todos los frutos de sus caderas anchas.





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